viernes, 26 de noviembre de 2010

La cábala de la garra oscura (2)

-LA CÁBALA DE LA GARRA OSCURA-
Segunda parte: Commorragh


El portal a Commorragh

Aquellos eldar que no se avergonzaban de su nombre escaparon a la Telaraña. Allí hacía milenios que habitaban los primeros nacidos. Entre las sombras del camino entre mundos los proscritos eldar habían levantado una verdadera ciudad. Allí, escapaban a la mirada inquisitora del resto de su sociedad y entre la oscuridad cometían sus actos más atroces. Torciendo su noble lenguaje, dieron un nombre a aquella ciudad del miedo y la abominación: Commorragh.

Pero los refugiados no eran quienes para juzgar a aquellos proscritos. Sus crímenes eran inclusquo peores que los de los nativos y pronto unos y otros se confundieron.

Pero aquellos reción llegados vinieron a perturbar el ya de por si delicado equilibrio de poder en Commorragh. El ansia de poder hizo que pronto los hermanos se alzaran unos contra otros y no pasó mucho antes de que la sangre eldar fluyera libre por entre las cenizas de la ciudad maldita.

Los guerreros más poderosos y carismáticos consiguían aunar bajo su liderazgo más y más bandas de eldar oscuros. Pronto la lucha pasó de ser un centenar de escaramuzas en la oscuridad de las calles a verdaderas guerras entre ejércitos luchando por un palmo de terreno.

N`eleb había conseguido poner bajo su mando a un reducido grupo de guerreros. Sin embargo, contaba con una ventaja. Antes de abandonar el destruido Imperio Eldar había robado de un altar en ruinas dedicado a Khaine un guantelete. Una antigua arma de la época de la Guerra de los Cielos y que en su interior contenía un incomensurable poder. Con este objeto la banda de N`eleb ganó una gran ventaja sobre sus adversarios.

Así, sobre el terreno que había conquistado a un precio de sangre, construyó altas torres espinadas que arañaban el cáustico cielo de Commorragh. Y eso era un recordatorio para todo aquel que desafiara su poder. Los esclavos traídos desde mas allá del espacio fluían hacia los aposentos de N`eleb con el único proposíto de apaciguar su sed de forma adecuada. Y todas las formas del placer fueron redescubiertas de tal manera que el cazado quedó en gran asemejanza con el cazador. Pero no duró por mucho tiempo esta situación. Pues en la naturaleza eldar priman la envidia y la codicia sobre todos los demás sentimientos.

Los otros señores eldars, viendo la fuerza y poder de N`eleb, decidieron detener sus docenas de guerras y unirse en una tensa alianza contra la nueva amenaza que se alzaba contra ellos.

Aún con la ventaja del guantelete, los guerreros a las órdenes de N`eleb eran demasiado escasos. Sin esperanzas, pero no rehusando el combate, N`eleb y sus seguidores salieron al encuentro de sus adversarios.

En lo que iba a resultar en la batalla más sangrienta de la raza eldar tras la Caída.

[continuará...]

1 comentario:

  1. Espero que la continuación sea igual de interesante, felicitaciones y sigue así.

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