miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Cabala de la Garra Oscura (1)

Escribí el trasfondo de mi Cabala hace ya bastante, sin embargo con la nueva edición de los eldar oscuros algunas partes han quedado algo anticuadas. Hacía tiempo que quería actualizar el trasfondo así que finalmente me he puesto manos a la obra y retocando algo aquí y allí creo que queda algo bastante potable.


-LA CÁBALA DE LA GARRA OSCURA-

Primera parte: La caída


Tras la Guerra de los Cielos los eldars heredaron la galaxia y la reclamaron como suya en precio por la sangre derramada.

Dueños de todo lo que abarcaba la vista, crearon máquinas que les proporcionaban todo lo necesario para vivir. Exploraban y conquistaban mundos en su nombre y atendían sus más bajos instintos. Así fue como la antigua espada afilada en el fragor de la guerra quedó roma e inservible. Así fue como la nobleza de los eldar se dispersó como arena en la tempestad.

Sumergidos en una espiral de decadencia, los eldars se degradaron como raza cayendo presa de los más bajos instintos posibles. Como niños caprichosos tomaban todo sin dejar nada y pronto en todos los rincones de la galaxia resonaron sus risas egoistas.

Pero sus pecados no iban a quedar sin castigo. Y entre la oscuridad alguien crecía y se regocijaba.

Cada gota de sangre derramada. Cada segundo de placer. Cada atrocidad cometida por la brillante psique de los eldars quedaba grabada en el oscuro inmaterium. Así es como se fraguó la Caida del Imperio Eldar y comenzó la Gran Cacería.

Cuando la suma de las psiques eldars tomó consciencia, la galaxia vió nacer un monstruo: Slaanesh el señor del placer. El Cazador que nunca duerme. Aquel que todo lo devora. La Sedienta. Su despertar sacudió terriblemente el inmaterium creando una ola psíquica de destrucción que arrasó todos los rincones de la galaxia.


Las mareas de la disformidad golpean un mundo eldar

En menos de un latido de corazón el Imperio Eldar quedó arruinado para siempre. Sin embargo, no habría descanso para los escasos eldars que habían sobrevivido. La sed de la bestia neonata era infinita. Y no había bocado más sabroso en toda la galaxia que las vibrantes almas eldars.

Con la amenaza de la extinción sobre sus hombros, algunos eldars decidieron escapar lejos del peligro. A bordo de sus esquifes y gigantescos mundos astronave abandonaron los restos del Imperio Eldar renegando de su naturaleza y condenándose de esta manera a una vida de continua huída.

Otros, con la ira en sus corazones, decidieron enfrentarse a Slaanesh. Como los héroes de las antiguas leyendas estos eldars blandieron de nuevo las espadas ancestrales que yacían olvidadas entre las ruinas. Aunque ya se habían enfrentado a Dioses en el pasado, el fuego interior de los eldars hacía mucho que se había apagado entre los océanos de la decadencia. Y Slaanesh se regocijó al absorver las almas de aquellos que se alzaron contra él.

Así, cuando la campana de luto parecía tocar su último tañido por los eldars, un último grupo de eldars encontró otro refugio de la voracidad de Slaanesh.

El antiguo camino entre las estrellas: la Telaraña. Allí el influjo de la Sedienta era menor y los eldars podrían sobrevivir y continuar su civilización. Uno de esos eldars que atravesó la Telaraña en busca de un nuevo hogar era Zubyr N`eleb Drachnne.

[continuará...]

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